Según datos recabados por el @inddhh, entre octubre de 2019 y marzo de 2020 se registraron 3.838 personas heridas por la acción de agentes del Estado. De esta cifra, 460 corresponden a traumatismos oculares, ya sea por lesión o trauma, estallido o pérdida total del globo ocular.
Luis Jiménez Caamaño -@LuisIgn54711892-, estudiante de Trabajo Social en la @SantoTomas_ST de Temuco, padeció la pérdida total de su ojo derecho, el 19 de octubre de 2019, producto del perdigón que le disparó un carabinero.
Luis es uno de los cuatro casos en Chile donde se tiene identificado al funcionario que percutió el arma: el entonces mayor de @Carabdechile de la 1ª Comisaría de Fuerzas Especiales de Temuco, Manuel Martínez López.
Antes de darle en el rostro, Martínez López le disparó en “tres oportunidades al tercio superior de su cuerpo, dolosamente con la intención de lesionarlo”, señala el acta de formalización del funcionario policial, del 22 de diciembre de 2020.
En menos de una hora fue agredido con un balín en el pecho y una lacrimógena en la cadera que lo tumbó. “Luego fui a mi casa a buscar botellas con agua para la gente, regresé y estuve en la calle hasta las 22:30, cuando me disparan en Av. Caupolicán”, relata Jiménez.
Al momento de recibir el balín en el rostro, Luis recuerda que no tuvo noción de lo que le había pasado, mucho menos que había perdido el ojo. “Yo pensé que había sido una lacrimógena que me había pegado en la cara y que no era nada, que lo más probable es que fuera la ceja”.
La pérdida de su globo ocular derecho fue inmediata, según le dijo el médico que lo examinó esa noche. Sin embargo, para ser atendido tuvo que esperar más de una hora desde que recibió el disparo, no por demora en el centro de salud, sino porque Carabineros lo detuvo.
Estando solo en el vehículo, escuchó una conversación por radio: “Tenemos al chico de la calle Caupolicán, le disparamos en el ojo, ¿qué hacemos con él ahora?”. La sensación que Luis tuvo era que aguardaban una orden mayor. Esperaban la instrucción de Manuel Martínez López.
“Las distancias no son las mismas, choco con personas que no veo y tengo que andar pidiendo disculpas porque ellos no saben lo que a uno le pasó”, relata Luis, recordando las consecuencias que vivió, luego de participar en una manifestación en la plaza Dagoberto Godoy de Temuco.
La situación vivida por Luis a manos de Martínez López, no es la única, según cuenta Sebastián Saavedra -@SSaavedraCea-, abogado de DD.HH. que representa a Jiménez. A su juicio, el actuar del funcionario evidencia un modo de proceder desproporcionado y extremadamente cruel.
“En la investigación se da cuenta que ese mismo día, el mismo funcionario disparó en contra de las piernas de otra persona y después ordenó que se fuera al hospital a preguntar si había ingresado una persona con sus piernas lesionadas y efectivamente ocurrió así y se lo detuvo”.
Martínez López, además, se encuentra formalizado en otra causa penal por apremios ilegítimos en uno de los cateos que ocurrió en Temuco durante noviembre del mismo año, donde detuvieron a tres personas, dos de ellos adolescentes.
Según detalla la querella presentada por el INDH, a uno de los menores, detenido y con las manos en la cabeza, lo golpearon en la espalda, glúteos, tobillos y brazos. Y un carabinero obligó al menor a poner las manos al frente mientras otro le pisó los dedos con sus botas.
Sumado al trauma ocular que padeció Luis Jiménez, al ser detenido sufrió apremios ilegítimos, que también están configurados en su querella. Media hora después de estar en el bus, llega un furgón en el que lo trasladan al Cesfam Miraflores de Temuco.
“En cuanto me bajan, me ve el doctor y dice que hay que llevarme al hospital regional, que era donde yo quería ir inicialmente cuando me detuvieron, porque estaba a apenas tres cuadras”, relata @LuisIgn54711892.
Al llegar al hospital, a Luis no lo dejaron hablar de lo que le había pasado, sino que Carabineros conversó con el médico. “Son ellos quienes explican lo que había pasado, a mí no se me hizo ninguna pregunta. Estuve detenido y esposado a una silla como durante tres horas”.
Lo irónico, en su caso -señala Luis-, es que su detención quedó registrada en el acta del turno de Carabineros de esa jornada. “En ese libro, el carabinero que me disparó, tuvo que dejar anotado que me disparó”.
Según el abogado Sebastián Saavedra, los funcionarios tienen que hacer inmediatamente un acta del aprehensor, dar cuenta de las circunstancias y explicar por qué el sospechoso tiene una lesión ocular.
“Es en ese momento que ellos, entrecomillas, se pisan la cola y relatan derechamente quién fue el que disparó, quién se hace responsable y por qué según ellos habían disparado en contra de este joven”.
Pero los problemas con Carabineros no terminaron ahí. Jiménez asegura haber sido amedrentado a través de mensajes por redes sociales, persecuciones en la calle, un disparo de lacrimógenas cerca suyo –sin haber marcha que lo justifique-, y que se ha cambiado de casa 3 o 4 veces.
La posibilidad de Luis Jiménez de denunciar, es la realidad de la minoría. De los 460 casos registrados por el INDH hasta marzo de 2020, menos del 1% de las víctimas conoce a los responsables del traumatismo ocular que padecieron y ha podido iniciar acciones legales.
* Este reportaje fue desarrollado por la periodista @danielasuau colaboradora del medio NYC y publicado en conjunto con el medio digital @Chowmi_CL. Puedes leerlo completo acá: Ver link adjunto