El discurso no se condice con la realidad. Las voces en el comando de Yasna Provoste desparraman triunfalismo y pirotecnia de optimismo. Se ha ganado la consulta ciudadana y pareciera que la coalición que nos gobernó por 20 años renace, pero no, la ex Concertación está muriendo, se está desangrando lentamente.
La votación de la consulta ciudadana no puede ser mirada de manera optimista, no tienen cabida discursos triunfalistas de la clase dirigente, ni relativizaciones de los eruditos de la élite. La cantidad de votos, el desapego con el electorado, las malas decisiones políticas, complotaron para que este ejercicio democrático transitara por el camino del fracaso, más que por el derrotero del éxito.
Esta seudo primaria estaba destinada al fracaso. Intereses partidistas, cobro de viejas cuentas políticas, administración del poder partidista de antaño, fueron el comienzo de una iniciativa que nunca tuvo relevancia en el intenso mapa electoral y que se fue configurando como una muestra más de la decadencia estructural de los partidos políticos tradicionales. No llegar a acuerdos y dejar todo en manos del destino, solo nos demuestra que las presidencias del conglomerado, se siguen parapetando en realidades falaces que solo hablan de autocomplacencia frente al fracaso.
La cantidad de votos es irrisoria. Las voces de la conformidad dirán que es otra energía que se movió o que el voto de la primaria de Apruebo Dignidad y Chile Vamos, estuvo salpicada de polarización partidista, pero el cálculo electoral nos demuestra que la totalidad de personas que sufragaron, solo se equipara a las votaciones de Ignacio Briones o Mario Desbordes. Números que para los ingenieros electorales de la Democracia Cristiana, serán un problema de difícil resolución.
Pero más allá de los números y esta triste performance, el triunfo de Yasna Provoste configura dos hechos: el primero, que la elección de noviembre próximo será de los tres tercios y, lo segundo, que Sebastián Sichel no podrá copar el centro político, ese nicho es, por historia y discurso, un espacio de la DC, por lo tanto tendrá que abrirse a consensos con sectores tradicionalistas.
Evidenciar esta reconfiguración será una de las labores de la candidata democratacristiana, sin embargo, una de las tareas más importantes en el corto plazo será alinear a sectores díscolos del Partido Socialista, quienes se desligarán de los compromisos electorales y apoyarán las candidaturas progresistas
El mapa se configuró y con ello el futuro eleccionario, salvo algunas sorpresas que serán más efectistas que efectivas, la próxima elección tendrá tres nombres que se disputarán la presidencia. Serán las personas que darán inicio a un proceso refundacional, el cual comenzó con la protesta social, el fin del neoliberalismo y continuó con la muerte, poco digna, de uno de los conglomerados políticos más trascendentales de nuestra historia.