

En un informe elaborado por el investigador @Felocarril para el @gemvep_usach, la comuna de Buin apareció entre las diez comunas con mayor trazabilidad de Chile, siendo además, la única de la Región Metropolitana presente en el listado.


A la cabeza del equipo comunal y la estrategia TTA, están la doctora Verónica Burgos y el médico familiar @CamiloBecerraR, quien en entrevista con @NYC_Prod explicó las mayores dificultades que enfrentan al tratar con pacientes y también en términos de funcionamiento.


Comenzó a trabajar en julio con seis personas destinadas a TTA y, gracias al aumento de recursos municipales, hoy son 25 profesionales, entre médicos, enfermeras y kinesiólogos. Sin embargo, alerta sobre el cansancio y la inquietud ante la nueva expansión de contagios.
“Los equipos están bastante alicaídos porque la estrategia de la atención primaria no ha sido destacada. El discurso ha estado excesivamente centrado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y el ventilador mecánico, lo que genera una falsa sensación de seguridad en la gente”.


Los problemas comunicacionales alcanzan a los profesionales de la salud y también a los pacientes, quienes reciben mensajes contradictorios y, en muchos casos, simplemente no creen en la estrategia sanitaria, explica Becerra.
“Cuando una persona llega a la UCI por covid-19, tiene más o menos un 50% de probabilidades de morir. Entonces, decirle a una persona que va a tener un ventilador asegurado es como tirar una moneda al aire”, precisa.
En esta línea, el médico cuestiona que no se reconozca el trabajo de atención primaria para evitar los contagios. “Me parece que es un tremendo error a nivel comunicacional que, además, desmotiva a los equipos, porque no se sienten valorados”.


Lo anterior se conecta con la orientación de la estrategia de las autoridades de Salud al entregar un mensaje contradictorio de cuidado a la población. El malestar de la gente, plantea, nace con la sensación de mejoría que el gobierno transmitió durante los últimos 3 meses.
“El gobierno tenía una retórica de ‘vamos mejor que nunca’, y de un día para otro hay fase 2 para toda la RM. La comunicación de riesgo ha sido muy mala; se relajaron las medidas y con tono triunfalista durante dos meses y medio, para caer otra vez en cuarentena y restricción”.
Asimismo, agrega que se ha instalado un sentimiento erróneo de responsabilidad en las personas que se contagian, situación que se agudiza especialmente en aquellas de escasos recursos y con pocas opciones de cumplir las restricciones preventivas y medidas de aislamiento.


“El enfoque de la estrategia que han tenido a nivel central, el @ministeriosalud, la subsecretaría de Salud Pública y la @SeremiSaludRM ha sido extremadamente punitivo. Ha sido responsabilizar siempre al individuo por sus problemas de salud, en este caso el covid-19”.
Una de las evidencias de esta orientación se refleja en la tasa de 15% de rechazo que tienen los trazadores al momento de llamar a una persona sospechosa de contagio, ya que lo entienden como una forma de fiscalizar y no como una ayuda.
“Tuvimos un brote en un fundo donde había 30 temporeros en una residencia. Muchos escaparon en buses y se fueron de la región. Lo que veo detrás de eso es un temor a recibir una multa, más que una irresponsabilidad o un deseo de hacerle un daño a la comunidad”.
Aquel hecho se explica también, porque las medidas preventivas se enfocaron no en lo colectivo, sino que en el autocuidado personal. “La estrategia sanitaria tiene que ser más amigable, intentar empatizar con las personas con menos recursos para cumplir con el aislamiento”.
Reconoce que en términos logísticos hay una mejor preparación para enfrentar una nueva expansión de los casos, ya que cuando llegó el covid-19, la atención primaria ni siquiera fue considerada relevante dentro del esquema de Trazabilidad, Testeo, Aislamiento (TTA).
Advierte, no obstante, problemas operacionales con la plataforma Epivigila, la cual “todavía no es óptima”, ya que en ocasiones falla la georreferenciación de las personas en seguimiento y finalmente quedan invisibilizadas a nivel de sistema.


“En mi bandeja de seguimiento de Buin, aparecen casos de San Bernardo, Paine e incluso de otras regiones. Hemos tenido casos de Punta Arenas e Iquique, que migran a Buin, y esto afecta porque ese caso le deja de aparecer al trazador de Punta Arenas”.
En cuanto a recursos económicos, el médico familiar advierte las limitaciones que conlleva que la estrategia TTA sea financiada mediante remesas, un “animal extraño” con dineros que tienen fecha de vencimiento, pero no plazos fijados para renovación.
“La última remesa vence el 31 de diciembre, pero no se ha anunciado una nueva. ¿Qué hago con el personal contratado hasta fin de mes? Por decirlo de una manera, el dinero se entrega a goteo y eso genera incertidumbre, porque impide financiar estrategias de mediano plazo.
Enlazado a la complejidad de proyección de los equipos de TTA, Camilo Becerra advierte lo necesario que resulta reforzar la trazabilidad durante los meses que dure el proceso de vacunación, que comenzó la semana pasada.


Si bien reconoce que la vacuna Pfizer es una “luz de esperanza”, asegura que también le produce miedo, “porque se puede generar una retórica triunfalista a nivel gubernamental, siendo que es una buena política pública, pero que va a tomar tiempo”.
Respecto a la nueva cepa del covid-19, que ya fue detectada en Chile, el médico pone énfasis en la mayor transmisibilidad que los expertos le han atribuído y, pese a que no representa una mayor letalidad, sí constituye un riesgo el saturar las redes hospitalarias.
“Al ser una variante más transmisible, es un llamado de atención a las autoridades a mejorar la estrategia TTA, profundizarla y financiarla adecuadamente, porque a medida que se mejore la trazabilidad se van a minimizar los impactos de esta nueva variante”.