Posted on: 30 de septiembre de 2020 Posted by: archivonyc Comments: 0
El 04 de julio de 1975, la dictadura de Augusto Pinochet denegó el ingreso al país a miembros de la Comisión de DDHH de la ONU, liderados por el paquistaní Ghulam Ali Allana, quienes tenían por misión “investigar la situación actual de los derechos humanos en Chile”.
Ante acusaciones internacionales de violaciones sistemáticas a los DDHH, que motivaron la instalación de la comisión ad hoc en Chile, el argumento que esgrimió el régimen para rechazar a la comitiva de la ONU, fue que serían recibidos en una “ocasión más propicia”.
El 20 de julio, el equipo chileno de Copa Davis, encabezado por los jugadores Jaime Fillol y Patricio Cornejo, lograba una histórica victoria tras vencer al equipo de Sudáfrica por 5-0, dejándolos en la recta final para enfrentar a la Suecia de Björn Borg en semifinales.
Si bien desde el punto de vista deportivo la serie contra el equipo sueco no representaba una amenaza, si lo era desde el punto de vista político. En conversación con NYC, Fernando Camacho, académico de la @UAM_Madrid, da cuenta de la tensa relación entre ambos países.
“El golpe fue un acontecimiento traumático tanto para la sociedad sueca como para su gobierno”, señala Camacho. Agrega que Allende fue muy cercano al primer ministro Olof Palme, quien miraba con esperanza el proceso de la UP iniciando una inédita política de colaboración.
Ya en dictadura, otro factor de tensión, según da cuenta el académico, fue la presencia de Harald Edelstam. El diplomático sueco incomodó a la Junta Militar al asumir la tarea de exiliar a la mayor cantidad de perseguidos políticos hasta ser declarado “persona non grata” en 1973.
Estos factores, junto a los llamados desde Suecia a boicotear el match, hacían muy complejo el aterrizaje del equipo de tenis chileno en tierras escandinavas, escenario que se tensó aún más luego que Jaime Fillol anunció que no participaría de la serie por amenazas de muerte.
El periodista @Gserranodelpozo recuerda que el éxito de Jaime Fillol era visto como un símbolo del proceso de restauración nacional para la dictadura. En ese contexto, el tenista se transformó en blanco de boicot luego de asistir al “Día Nacional de la Juventud”.
La cobertura del @nytimes se centró en la polémica extradeportiva que iba generando la semifinal, más que en la serie en sí. En entrevista, el entrenador chileno Luis Ayala, afirmaba al medio: “Somos tenistas, no políticos. Jugamos tenis independiente del presidente de Chile”.
Finalmente Fillol asumió los riesgos y decidió viajar. En Suecia, en tanto, el movimiento de resistencia tomaba cada vez más fuerza. Conversamos con Gunnar Lofberg, quien fue uno de los responsables de organizar y dirigir la manifestación en la pequeña ciudad de Båstad.
Lofberg, que trabajó en la Universidad de Chile hasta el golpe militar obligándolo a retornar a su país natal, comenta que desde Suecia se empezó a organizar espacios de resistencia y acogida de exiliados que derivó en el llamado Chilekommittén (Comité de Chile en Suecia).
“Nuestra ambición era generar tal cantidad de disturbios que hiciera imposible la continuación del partido. La policía nos prohibió acercarnos al estadio pero, a pesar de ello, logramos que el tema de Chile recibiera mucha atención en Suecia y en el exterior”.
La consigna más utilizada por los suecos era “A boicotear a la Junta Militar! A detener el partido de Chile”, frase extraída de la obra realizada por el noruego Kjartan Slettemark, donde se manifiesta de forma artística la resistencia y el malestar con la realización del match.
El 19 de septiembre, el @nytimes describe el despliegue de seguridad durante el desarrollo del torneo como “la mayor fuerza policial en la historia del torneo”, la que contó con contingente policial armado, helicópteros, e incluso dos embarcaciones que patrullaban la costa.
En el plano deportivo, la primera jornada dejó a los cuadros de Suecia y Chile empatados tras el triunfo de Bjorn Borg sobre Patricio Cornejo y la victoria de Jaime Fillol quien se impuso a Birgcr Anderson. Asistieron 1.000 personas preseleccionadas y 200 efectivos policiales.
En el ejercicio de memoria, tras 45 años del hito, Gunnar Lofberg recuerda que si bien la manifestación fue masiva e incluyó a ciudadanos de todas partes de Suecia, además de exiliados chilenos, no hubo incidentes entre la policía y los manifestantes.
El resultado finalmente sería desfavorable para Chile dejando a Suecia en posición de lograr su primer título, lo que se haría realidad en diciembre de ese mismo año. Durante este mes se conocieron además los resultados del informe de la ONU sobre violaciones a los DDHH en Chile.
La comisión ad hoc no dejó espacio a la interpretación expresando “su profunda preocupación ante las constantes y flagrantes violaciones de los derechos humanos, incluso la práctica institucionalizada de la tortura, de las penas y tratos crueles, inhumanos o degradantes…”.
Por su parte la Junta Militar, que había iniciado una agresiva campaña de desinformación en concomitancia con los diarios El Mercurio, La Segunda, Las Últimas Noticias y La Tercera conocida como Operación Colombo, se defendía negando la existencia de detenidos desaparecidos.
El académico Fernando Camacho agrega que tras la salida del primer ministro Olof Palme en 1976 y la llegada de Thorbjörn Fälldin -de ideas conservadoras- al gobierno sueco, Pinochet tenía la preconcepción de que las relaciones entre países serían más armónicas.
“No fue así. Lo que le preocupaba a la derecha en Suecia era la llegada de inmigrantes y refugiados, que no los querían. Entonces comienza una denuncia aún más fuerte en contra del régimen de Pinochet (…) ya que un gobierno democrático en Chile no generaría refugiados”.
Al año siguiente, 1976, el equipo chileno de tenis llegaría a la final de Copa Davis perdiendo frente a Italia en Santiago. Jaime Fillol, por su parte, seguiría asociado a la dictadura tras asistir al “Acto de Chacarillas” en julio de 1977 donde Pinochet presentó su hoja de ruta.