Epígrafe
Un silencio cómplice inunda los medios tradicionales. Alumnos del Colegio Verbo Divino detonan bombas de estruendos, provocan desórdenes y generan confusión entre los habitués del sector. Con el rostro cubierto realizan las acciones que son abordadas por los medios tradicionales sólo como un problema de convivencia escolar y no como un tema de seguridad pública.
No se escuchó a la constitucional Cubillos, ni al ministro del Interior abordar el conflicto desde la perspectiva penal. Algún atisbo surgió del ministro Figueroa, pero bajo una mirada compasiva. Bien alejada está la visión criminalizadora de la protesta escolar que tantos minutos, caracteres e imágenes ocuparon en los medios tradicionales, hace dos años, cuando se trató de un colegio público o tradicional .
Titular
El nombre completo, su rostro paseando por los noticieros televisivos y el crimen mediáticamente resuelto. El asesinato de la detective Valeria Vivanco está esclarecido, el culpable yace bajo el estrado ciudadano, mientras sus compañeros acompañan el cortjo por el pasillo institucional. Los medios cuestionan las políticas de seguridad, el presidente señala que “cuesta comprender cómo puede haber tanta maldad para, en forma tan cobarde, provocar tanto daño como los que la asesinaron”; el director de investigaciones llama a perseguir a los “antisociales que truncaron la vida de Valeria” y el ministro del Interior da detalles del asesinato, afirmando que “estos delincuentos dispararon a mansalva en contra de los funcionarios policiales”.
Los medios recogen esa fuente como la única y determinan que esa es la verdad. Sin embargo, mientras las autoridades hablaban, los dos jóvenes supuestamente involucrados se entregan voluntariamente, al percatarse que algo no cuadra con lo acontecido. Ellos nunca percutaron un arma de fuego y solo evadieron el control policial, atropellando a la detective. Los oficiales que acompañaban el procedimiento, a juicio de la Fiscalía, falsearon el testimonio y en uno de ellos se encontraron trazas de pólvora, mientras que la bala alojada en el abdomen de Valeria Vivanco coincidiría con la pistola de uno de sus compañeros. Tres detectives fueron separados de sus funciones, mientras el tema escala al alto mando de la PDI.
Nuevamente, los medios tradicionales, deben retrotraer el relato y el juicio resuelto. Un mea culpa o un abierto cuestionamiento a las fuentes oficiales de información no ha surgido, ni surgirá.
Bajada
Los convencionalistas salen a informar los avances del órgano constituyente. Ocupan los espacios públicos, realizan cabildos, caminan por las ferias y se organizan con los vecinos en una plaza pública. Dan a conocer la labor realizada, explican lo difícil que ha sido trabajar bajo las condiciones impuestas por el Gobierno. Entienden, que más allá de alguna declaración circunstancial, los medios sólo están recogiendo el relato de los personeros del rechazo.
Los herederos de la Dictadura, quieren emporcar la labor de la convención, la llenan de gritos y estridencias, con la sola intención de debilitarla y demostrar que todo este proceso ha sido un error. La estrategia de la derecha, tradicional y extrema, es simple, denostar el trabajo y que el rechazo a la nueva constitución sea una realidad. Sin embargo, ese rol no lo pueden hacer desde sus asientos y para ello hacen uso de los medios tradicionales, afines a su pensamiento.
Cuerpo
Tal como lo decía Marshall McLuhan, los medios son el mensaje en sí, capturan la realidad y la entregan según sus intereses y visiones del mundo. Justamente esa realidad mediática, que sólo informaba los intereses de la élite, dejando de lado a las minorías y la representatividad territorial, provocó que los medios de comunicación tradicionales, sufrieran la rabia y el descontento en el ya simbólico y refundacional “Estallido de octubre”.
En tiempos de profundos cambios, los medios tradicionales siguen anquilosados en viejas prácticas: malentienden la pluralidad y dan espacio a los intereses de un solo sector. Esto provoca que lo informativo esté siendo ocupado por medios independientes que trabajan con rigurosidad, pluralismo y objetividad. Sin embargo, esto se sostendrá en el tiempo sólo si ese derecho a la comunicación, como un elemento democráticvo y humano, se consagra en nuestra futura constitución.