25 DE OCTUBRE DE 2019:
EL DÍA QUE TODO CAMBIO

Crees que los vítores ramplones frenarán la disconformidad de la gente, que con enroques y nombres nuevos conseguirás aplacar la furia de la multitud, pero no entiendes. Piensas que mientras te aplauden y se regocijan en la conformidad del decreto, la improvisación del nombramiento y la sustitución de los rostros, la manifestación declinará, pero no lo logras comprender.

Porque mientras crees que todo es normal y llamabas al gentío a seguir con la cotidianidad, afuera, en las calles, más de tres millones de personas, en todo el país, tratan de recuperar el aliento de la protesta y sacarse el aroma a lacrimógena. Y aunque sigues insistiendo que todo fluye, la ciudad se cae a pedazos, a pesar que, tus serviles e indulgentes súbditos, la quieren recomponer a punta de escoba y agua, aplacando el grito ahogado de la injusticia con carteles groseros de paz, igualdad y libertad, pero no pueden; la marca indeleble de la explosión no se puedo borrar.

No entiendes lo que pasa, porque cuando tienes que asumir riesgos te refugias en los tuyos, en esos intelectuales de terno y corbata que no saben ni logran comprender el grito de la muchedumbre. Cómo lo van a saber si viven a dos cuadras de tu zona de confort, en la misma parcela donde residen los dueños de la televisión, esos, tus amigos, a los que llamaste para que mostraran en pantalla el descontrol, la anarquía, el vándalo y al delincuente disfrazado de barrabrava y narcotráfico, y escondieron, entre la sonrisa estruendosa del animador favorito y la letanía de los programas dominicales, la demanda, la familia, la represión y el desgano.

No comprendes la refundación. Era tu oportunidad para pasar a ser el estadista que la ocasión lo ameritaba, pero escuchas el canto desafinado del neoliberalismo que en forma estéril te apunta que esto se combate con mano dura y soluciones cosméticas. Son esos mismos los que te dijeron que existen conspiraciones mesiánicas, enemigos extranjeros y que tú, también, eras parte de marcha multitudinaria, en una forma pueril de cercanía. Lo único cierto es que la constitución del dictador y del senador asesinado se debe eliminar y se debe hacer a través de la insurrección y no con carros alegóricos y fiestas primaverales.

No razonas que hay que eliminar las afp, las isapres, los privilegios, la impunidad de tus amigos, los mismos con los que veraneas y te comes el asado del domingo. Que la riqueza de este país debe llegar a todos, qué necesitamos más espacios, que debemos volver a la esencia y no someternos a la arrogancia y al esnobismo. No comprendes que el agua es de todos, como todos los recursos de la nación, que la pobreza se combate con dignidad salarial y beneficio social.

Han pasado 24 meses y seguimos esperando. El aliento democrático de todo el país, esperó tus señales, pero no acusaste el golpe, y sucedió que entre pandemia, días de verano, recesión y elecciones, tu exigua credibilidad, la república y la institucionalidad se desvanecieron y volvimos a un punto cero.

#Opinión

Fernando Miranda

Socio y Periodista